“Cada gigante pesa 45 kilos”

Liher pasó de observarlos a ser uno de los portadores de estas figuras tan festivas

erraldoiak

Hay quien les tiene miedo, y quién les mira con sorpresa, pero todos ellos coinciden en que los gigantes, al igual que los cabezudos, son parte importante de Aste Nagusia. Para Liher ser una de esas personas que da vida a uno de los gigantes es un logro.

En su niñez era un espectador habitual del recorrido de estas figuras por el Casco Viejo, y nada más cumplir los 13 años, con el gerriko bien colocado, se ha convertido él en el que vigila a través de la rejilla de la falda de los gigantes. Una función que no siempre es del gusto de todos los que pasan a su lado. Aunque explica que son los pequeños los más miedosos, admite también que algún que otro adulto se ha asustado con su presencia: “Pero los cabezudos al final son los que más miedo dan, no nosotros”.

Estas grandes figuras, que danzan cada mañana entre txistu y tambores, tiene un peso medio de 45 kilos. Aunque eso para Liher no es problema: “Dentro que cada gigante estamos dos personas, que vamos rotando, pero el levantamiento de peso no es tan duro como parece”. Pero claro, las mañanas en fiestas a veces se complican algo más: “Todo depende de cómo de larga ha sido la noche anterior”.

Su jornada comienza a las 10.30 horas cuando en el Museo Vasco todos los jóvenes portadores de gigantes, cabezudos y músicos se juntan antes de salir media hora más tarde. En el museo, específicamente en el claustro, es donde, hasta su llegada, y después de su paseo, aguardan los gigantes. Durante ese tiempo reciben visitas de admiradores que prefieren verlos quietos.

Y a las 11.00 horas, casi como un reloj, comienza el pequeño recorrido, que además incluye cuatro variaciones que se van alternando a lo largo de la semana.

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Deia
27 Agosto 2016