Unos 3.500 dantzaris de Bizkaia se reúnen en la localidad vizcaína para celebrar el Bizkaiko Dantzari Eguna
David S. Olabarri Domingo, 19 de mayo 2024, 15:17 | Actualizado 15:39h.
Richar empezó a bailar cuando tenía 3 años. Siguió haciéndolo hasta que cumplió 42 años, pero nunca se ha distanciado de las euskal dantzas, las danzas tradicionales vascas. Hoy tiene 57 años y enseña a bailar a los más pequeños del grupo Beti Jai Alai, uno de los más importantes de Euskadi. De hecho, aquí fue donde empezó Kepa Junkera su carrera artística. Para Richar las danzas son mucho más que tradición y folclore. Gracias a esta afición con 18 años pudo viajar a Munich. «Es una forma de vida», explica. «A mi mujer la conocí bailando».
Este hombre ha sido uno de los participantes en el Bizkaiko Dantzari Eguna que se ha celebrado hoy en Amorebieta. El Beti Jai Alai, compuesto por 45 niños, otros 40 jóvenes y varios músicos, ha sido uno de los 70 grupos que han tomado parte en esta gran fiesta de las danzas tradicionales vascas. En total han participado unos 3.500 dantzaris, que han llegado a la localidad vizcaína acompañados de otras 4.500 personas, explica José Mari Oyarzabal, que lleva 25 años de presidente del Bizkaiko Dantzari Biltzarra. Esta mañana iba de un lado a otro, esforzándose por tratar de que todo saliese bien. «Este día nos permite juntarnos y reflejar el trabajo que los grupos hacen durante todo el año», apunta Jose Mari.
Esta fiesta se celebra cada año el tercer domingo de mayo. Los bailes fueron presentados por Iñaki Irigoyen, que fue el primer presidente Bizkaiko Dantzari Biltzarra. Tiene 88 años y es considerado uno de los principales investigadores de la historia de las danzas vascas. En realidad -explica Iñaki- el baile es algo «innato» en las personas, como hablar o comer. Se trata de una forma de «expresarse y manifestarse». «No hay pueblo que no baile», subraya en una conversación con este diario.
Federico acudió con su mujer y sus dos hijas, de 15 y 12 años. Son de la campa de Erandio. Las tres bailan. Las niñas empezaron en las danzas por su madre y él está encantado viéndolas disfrutar. En su pueblo «todo el mundo es del Apurtuarte y del Goi Alde», el grupo de danzas de la localidad. Todos los años acuden a esta fiesta. Lo que más le gusta es el buen ambiente que se respira.
A pocos metros de allí está Josu. Tiene 64 años. Acaba de terminar de bailar. Ha salido bien. Se abraza con sus compañeros. Aclara que no es el más mayor de su grupo. Empezó con esta tradición cuando tenía 5 años y todavía es capaz de mover las piernas con mucha flexibilidad. «Esto es una forma de expresarse. Una forma de ver el mundo y de socializar», relata.
Paloma y Rosa María tienen 72 y 67 años. Son del grupo Meatzaldeako Harrigorria Dantza Taldea, de Gallarta. Llevan toda la vida bailando, siempre que las obligaciones personales se lo han permitido. Están con sus amigas, contentas. Algunas de ellas están con sus hijos, que también bailan. Es algo que han ido transmitiendo en familia.
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